La nochebuena no es una
fecha convencional. Por el contrario es una fecha determinante para ponernos en
contacto directo con la energía vital del universo y, por sobre todas las
cosas, con el profundo sentido de la existencia personal.
Por ello la Navidad debe ser
la oportunidad de comprender lo afortunado que somos al tener la ocasión de
compartir con nuestros hermanos, la amistad, el amor, las alegrías, tristezas y
el momento cumbre de la fe religiosa: el nacimiento del Hijo de Dios.
Se puede sahumar el hogar
conmemorando también la visita de los Reyes Magos al pesebre de Jesús. Podrás hacerlo
una o dos veces por semana hasta que llegue el momento cumbre: la medianoche
del 24.
Los regalos de los Reyes
Magos al Niño Dios fueron ofrendas simbólicas que tenían por objeto honrar y
proteger al recién nacido. Para invocar la protección de los Tres Reyes Magos
deberá hacer lo siguiente:
Tomar un plato, fuente o
recipiente dorado (que simboliza al oro y representa la realeza). Sobre el
mismo deberá encender 3 carbones litúrgicos y, encima de ellos, verter incienso
en grano y mirra en polvo.
Se lleva el recipiente por todas
las habitaciones de la casa sahumándola con la fragancia que le regalaron al
Niño Dios. Incienso como representación del triunfo de lo espiritual y mirra
representando las dificultades terrenas que se deberá vencer.
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