El mal de ojo no es sólo puede afectar a bebés o niños pequeños porque
supuestamente su energía es aún débil.
En el caso de los adultos, al hablar del mal de ojo estamos
refiriéndonos al daño que puede producir la mirada maligna de ciertas personas
a las que todos estamos expuestos.
La debilidad de carácter, el temor o la falta de confianza en nosotros
mismos son los principales factores que atraen la negativa influencia de estos
seres y que, finalmente, le abren la puerta para que consigan dañarnos o
afectar nuestros planes o nuestro futuro en general.
Fortalecernos psíquicamente, entrenarnos en la defensa de nuestro
interior y de nuestros seres queridos, evitar el contacto con quienes
presumimos nocivos y valernos de ciertos objetos protectores son las armas más
efectivas para luchar contra este mal ancestral.
Además de los recursos protectores, debemos ser precavidos para alejar
por todos los medios la posibilidad de la ojeadura. Por lo tanto recomendamos:
No quedarse a solas con personas que presumimos cargadas de energías
negativas.
No tener ningún contacto físico con personas de energías negativas,
mirada muy fuerte o intenciones que no nos parecen muy buenas (no darles la
mano ni abrazarlas por ejemplo).
No confiar en cualquiera. Esto significa que debemos estudiar bien a las
personas que no conocemos antes de trabar amistad con ellas y confiarles
nuestra intimidad.
No mirar a los ojos a aquellas personas de las que se sospecha que
puedan ojear. Es mejor mirar el entrecejo, es decir, el tercer ojo.
Si alguien intenta dominarlo con su mirada, invierta los papeles y trate
de ser usted el que domina, enfocando siempre el entrecejo del otro, hasta que
el atacante baje la vista.
De no poder evitar el contacto con una persona de este tipo puede
protegerse primero tratando de concentrarse y crear una barrera de energía
entre ambos.
También puede tener agua que haya sido bendecida en 7 iglesias la cual
deberá aplicársela en su cuerpo antes del encuentro con esa persona. Para
finalizar haga la señal de la cruz con la mano empapada en esa agua.
Será de utilidad también un rosario o cualquier objeto similar que
pudiera utilizar.
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